Las estadísticas están para romperlas
El Athletic de Bilbao no había ganado nunca en el Coliseum. Diego Castro no había fallado nunca un penalti en Primera. El Getafe no había perdido en casa en esta temporada. Hasta ayer; cuando, entre las diez y las doce de la noche, esos tres datos se convirtieron en pretéritos, pasando a la concurrida papelera de reciclaje de las estadísticas. Ya se sabe que el destino de éstas, como la vida misma, es su propio fin: las estadísticas no son completas hasta que no se rompen. Y ayer murieron tres de golpe.
Athletic. Se presentaba en su
maléfico Coliseum con la idea de que a la décima visita fuera la vencida. Y así
fue. Aunque, en realidad, ganó un partido en el que, posiblemente, hizo menos
por ganar que en alguna de las nueve visitas anteriores, en las que había
empatado en cinco y perdido en cuatro. No fue un buen partido de los de Ernesto
Valverde. Ni mucho menos. Se encontraron con un gol tempranero de Laporte a la
salida de un córner y de esa renta vivieron sin rubor durante más de ochenta
minutos. Sólo superaron al Getafe en una cosa, la más importante: el gol. Su
pobre partido les sirve para ganar por primera vez en Getafe. Cosas del fútbol.
Diego Castro. El correcaminos del Getafe no está en un momento especialmente trascendente para el equipo. Aparece menos que de costumbre, aunque en la sombra siga sin parar de hacer kilómetros. Apenas había asomado su cualidad goleadora en esta Liga, y ayer tuvo una gran oportunidad. La mejor: desde el punto de penalti, donde nunca había fallado. Era el hombre récord desde los once metros, ya que no había errado una pena máxima en toda su carrera en Primera División. Llevaba 15 goles de penalti consecutivos, sin fallo. Hasta ayer. Por supuesto, también fue el primero que falla con la camiseta del Getafe. Sin embargo, al ser sustituido pidió perdón a la afición. No hay absolutamente nada que perdonarle.
Getafe. En su mejor momento –cinco
victorias en las últimas seis jornadas–, perdió sin merecerlo. Una dolorosa
derrota que no lo es tanto por su cómoda clasificación, pero que rompe su mejor
racha en Primera, de cuatro partidos consecutivos ganando. Otros cuatro había
jugado en el Coliseum en Liga, y ninguno había perdido. Hasta ayer. Perdió
porque no consiguió meter la pelota en la portería contraria, pero no porque no
lo intentara ni luchara hasta el final. Este equipo ha cambiado, más que en el
juego o en los resultados, en lo más básico: la actitud. Y es esa la cualidad que
más influye en los azulones. Con el comportamiento de ayer, me atrevo a
aventurar que el Getafe perderá pocos partidos. El siguiente es el jueves en El
Madrigal, donde el intratable Villarreal aún no ha perdido. Otra estadística…
Dijo Luis García, para resumir el
partido, que “el fútbol a veces es así de puto”. En su imprevisibilidad está su
hermosura. Prueba de ello dan las estadísticas, que vienen y van sin ningún
rigor. Ayer se esfumaron tres. Se las llevó el Athletic en la maleta de los
tres puntos. Nunca te fíes de ellas.
Foto: Ángel Rivero, MARCA.