viernes, 6 de septiembre de 2013

Elección de los JJOO

NO a Madrid 2020
 
Me apasiona el deporte. Me encanta disfrutar de los Juegos Olímpicos cada cuatro años y sería un sueño poder gozar de la oportunidad de vivir una fiesta olímpica en casa. Por eso apoyé y deseé con todas mis fuerzas el éxito de las infructuosas candidaturas de Madrid como ciudad organizadora para los años 2012 y 2016. Mañana se elige en Buenos Aires la ciudad anfitriona para 2020 entre Estambul, Tokio y Madrid y, sin embargo, ya no quiero los Juegos aquí. Porque por mucho que me guste el deporte, el olimpismo me permitirá tener prioridades más acuciantes.

El sueño de vivir unos JJOO cerca de casa puede esperar, otras cosas no. La situación por la que pasa el país (y, sobre todo, los afectados por la crisis económica y política) no merece un despilfarro como el que pretenden acometer con la organización de un evento de esta envergadura. En realidad, el despilfarro ya ha comenzado. Llevan ya más de diez años gastando por un sueño que ni siquiera saben si se va a convertir en realidad. Obviamente, mi contraria posición en esta ocasión nada tiene que ver con el deporte. Pero, dada la situación, en 2020 prefiero volver a ver los Juegos por la televisión.


Históricamente, los JJOO no son rentables

Ni la propia alcaldesa de Madrid, Ana Botella, sabe qué porcentaje de infraestructuras están ya terminadas. Y dada su credibilidad, cuesta aceptar como verdad todas esas monsergas que está soltando sobre los presupuestos ajustados. En realidad, la experiencia muestra las irregularidades en los presupuestos, con una gran diferencia entre las estimaciones iniciales y las que finalmente se dan históricamente. Los números dicen que, entre 1960 y 2012, los Juegos han costado, de media, un 179% más de lo que estaba presupuestado al principio, según un estudio de la Escuela de Negocios Said de Oxford. El mismo estudio concluye que los últimos Juegos, celebrados en Londres, fueron los más caros desde Atlanta 1996. No en vano, la capital inglesa pasó de tener en 2008 una deuda pública del 52% de su PIB a tenerla en 2011 del 85%. Y, si hablamos de deuda pública, ya se sabe que a Madrid no hay quien la gane.

Otro estudio, éste elaborado por la Cátedra Pasqual Maragall D´Economia i Territori, afirma que los únicos que obtienen beneficios con la Organización de los JJOO son la industria del deporte, las empresas de la construcción y las entidades organizadoras, mientras que los costes los soportan los ciudadanos mediante sus impuestos. Por cierto, que en caso de no recuperar la inversión hecha en los Juegos, los organismos públicos se comprometen a pagar el dinero que falte en un plazo máximo de dos años tras su celebración. Algo muy común en este país: privatizar beneficios y socializar pérdidas.

En cuanto a las infraestructuras, las ya construidas han tenido un costo público de casi 9.000 millones de euros, según el Barómetro de la Economía número 36 elaborado por el Ayuntamiento de Madrid. Números que ya de por sí no cuadran con los “presupuestos ajustados” de la alcaldesa. Más opacidad, menos credibilidad.



La verdadera ‘marca España’

España es un imán para la corrupción y la mediocridad, y en la comitiva desplazada a Buenos Aires no pueden faltar los ejemplos. Hemos enviado para representarnos a políticos no elegidos por sus ciudadanos; al Príncipe de una Familia Real cada vez más oscura; al vicepresidente de la CEOE, acusado de pagar a sus empleados en dinero negro; a alcaldes y presidentes también salpicados por casos de corrupción… Y, en cabeza, el presidente del COE y de la candidatura que, junto a la alcaldesa de Madrid, intenta convencer a los miembros del COI sin saber inglés y haciendo el ridículo absoluto en rueda de prensa. Como ridículas han sido las declaraciones de Rita Barberá, que no ha dudado en ponerse una vez más en evidencia diciendo que “Madrid tiene el mar más cerca que muchos habitantes de Tokio”. En definitiva, en la ciudad bonaerense se encuentra lo más granado de nuestro país. Y lo más representativo, por desgracia. La verdadera ‘marca España’.

Muchos de los que están (o estarán) en la cita olímpica, son los que nos están robando derechos sociales universales como la Sanidad y la Educación, están recortando las pensiones, subiendo los impuestos y asfixiándonos con unas condiciones laborales cada vez más precarias. Tenemos una tasa de paro estratosférica del 26%, con casi 6 millones de españoles desempleados, según la última EPA. La deuda pública es desorbitada (84% del PIB en España 2012 y 8.231 millones en Madrid), y los políticos que hoy están en Buenos Aires haciendo lobby están presentando un proyecto para endeudarnos unos cuantos millones de euros más.

Son los mismos gobernantes que están hoy ahí defendiendo su propuesta deportiva milmillonaria los que no paran de recortar la calidad de vida a los más necesitados. Son esos políticos que no tienen sensibilidad social los que ahora se erigen en adalides del espíritu olímpico. Son quienes aprietan el cinturón a sus ciudadanos mientras viven como reyes. Los que no dejan de mentirnos sin escrúpulos. ¿Por qué ahora sí habría de creerles?

Quiero ver deporte en directo, pero no a cualquier precio. Deseo disfrutar de unos Juegos Olímpicos en casa, pero prefiero volver a tener un país decente, sin miseria. No sé si una cosa quita la otra, pero como veo a los gobernantes poniendo mucho más empeño por conseguir los JJOO que por mejorar la vida de los españoles, esta vez no quiero participar del sueño olímpico.

Madrid 2020, ¿el sueño de todos los españoles? No listen the ask.