NO a Madrid 2020
El sueño de vivir unos JJOO cerca
de casa puede esperar, otras cosas no. La situación por la que pasa el país (y,
sobre todo, los afectados por la crisis económica y política) no merece un
despilfarro como el que pretenden acometer con la organización de un evento de
esta envergadura. En realidad, el despilfarro ya ha comenzado. Llevan ya más de
diez años gastando por un sueño que ni siquiera saben si se va a convertir en
realidad. Obviamente, mi contraria posición en esta ocasión nada tiene que ver
con el deporte. Pero, dada la situación, en 2020 prefiero volver a ver los
Juegos por la televisión.
Históricamente, los JJOO no son rentables
Ni la propia alcaldesa de Madrid,
Ana Botella, sabe qué porcentaje de infraestructuras están ya terminadas. Y
dada su credibilidad, cuesta aceptar como verdad todas esas monsergas que está
soltando sobre los presupuestos ajustados. En realidad, la experiencia muestra las irregularidades en los presupuestos, con una gran diferencia entre las
estimaciones iniciales y las que finalmente se dan históricamente. Los números
dicen que, entre 1960 y 2012, los Juegos han costado, de media, un 179% más de lo
que estaba presupuestado al principio, según un estudio de la Escuela de
Negocios Said de Oxford. El mismo estudio concluye que los últimos Juegos,
celebrados en Londres, fueron los más caros desde Atlanta 1996. No en vano, la
capital inglesa pasó de tener en 2008 una deuda pública del 52% de su PIB a
tenerla en 2011 del 85%. Y, si hablamos de deuda pública, ya se sabe que a
Madrid no hay quien la gane.
Otro estudio, éste elaborado por la
Cátedra Pasqual Maragall D´Economia i Territori, afirma que los únicos que
obtienen beneficios con la Organización de los JJOO son la industria del
deporte, las empresas de la construcción y las entidades organizadoras,
mientras que los costes los soportan los ciudadanos mediante sus impuestos. Por
cierto, que en caso de no recuperar la inversión hecha en los Juegos, los
organismos públicos se comprometen a pagar el dinero que falte en un plazo
máximo de dos años tras su celebración. Algo muy común en este país: privatizar
beneficios y socializar pérdidas.
En cuanto a las infraestructuras,
las ya construidas han tenido un costo público de casi 9.000 millones de euros,
según el Barómetro de la Economía número 36 elaborado por el Ayuntamiento de
Madrid. Números que ya de por sí no cuadran con los “presupuestos ajustados” de
la alcaldesa. Más opacidad, menos credibilidad.
La verdadera ‘marca España’
España es un imán para la
corrupción y la mediocridad, y en la comitiva desplazada a Buenos Aires no
pueden faltar los ejemplos. Hemos enviado para representarnos a políticos no
elegidos por sus ciudadanos; al Príncipe de una Familia Real cada vez más
oscura; al vicepresidente de la CEOE, acusado de pagar a sus empleados en
dinero negro; a alcaldes y presidentes también salpicados por casos de
corrupción… Y, en cabeza, el presidente del COE y de la candidatura que, junto
a la alcaldesa de Madrid, intenta convencer a los miembros del COI sin saber
inglés y haciendo el ridículo absoluto en rueda de prensa. Como ridículas han sido las declaraciones de Rita Barberá, que no ha dudado en ponerse una vez más
en evidencia diciendo que “Madrid tiene el mar más cerca que muchos habitantes
de Tokio”. En definitiva, en la ciudad bonaerense se encuentra lo más granado
de nuestro país. Y lo más representativo, por desgracia. La verdadera ‘marca
España’.
Muchos de los que están (o
estarán) en la cita olímpica, son los que nos están robando derechos sociales
universales como la Sanidad y la Educación, están recortando las pensiones,
subiendo los impuestos y asfixiándonos con unas condiciones laborales cada vez
más precarias. Tenemos una tasa de paro estratosférica del 26%, con casi 6
millones de españoles desempleados, según la última EPA. La deuda pública es
desorbitada (84% del PIB en España 2012 y 8.231 millones en Madrid), y los
políticos que hoy están en Buenos Aires haciendo lobby están presentando un
proyecto para endeudarnos unos cuantos millones de euros más.
Son los mismos gobernantes que
están hoy ahí defendiendo su propuesta deportiva milmillonaria los que no paran
de recortar la calidad de vida a los más necesitados. Son esos políticos que no
tienen sensibilidad social los que ahora se erigen en adalides del espíritu
olímpico. Son quienes aprietan el cinturón a sus ciudadanos mientras viven como
reyes. Los que no dejan de mentirnos sin escrúpulos. ¿Por qué ahora sí habría
de creerles?
Quiero ver deporte en directo,
pero no a cualquier precio. Deseo disfrutar de unos Juegos Olímpicos en casa,
pero prefiero volver a tener un país decente, sin miseria. No sé si una cosa
quita la otra, pero como veo a los gobernantes poniendo mucho más empeño por
conseguir los JJOO que por mejorar la vida de los españoles, esta vez no quiero
participar del sueño olímpico.
Madrid 2020, ¿el sueño de todos
los españoles? No listen the ask.