martes, 21 de octubre de 2014

Real Sociedad 1-2 Getafe

El lado oscuro conquista Anoeta

“El miedo es el camino hacia el lado oscuro” y la Real Sociedad lo comprobó anoche en apenas un par de minutos. Sintió miedo y entre Sammir y Yoda dejaron Anoeta patas arriba pasado el minuto 90. Ambos, junto con Hinestroza, forman el ‘lado oscuro’ de un Getafe que vuelve a encontrar el peligro gracias a ellos. Sammir creó, Yoda ejecutó y el Getafe ganó por primera vez en feudo donostiarra. Black power.

Al margen de la increíble resolución final, me gustó el equipo. Defendió bien, valga la común excepción de Valera. Y en la línea de tres mediapuntas, ayer con Sammir por delante de falso nueve, se asociaron como deben hacerlo cuatro jugadores de calidad. El buen trato del balón (Sarabia sigue progresando adecuadamente) se combinó con la velocidad por bandas de los dos nuevos puñales, Hinestroza y Yoda. El primero volvió loco a Zaldua en la primera parte; el segundo sólo apareció en la segunda, pero no hizo falta más. Los dos extremos, además de ser nuevos, son novedad: aportan velocidad, verticalidad y descaro, tres elementos que se habían olvidado en el ataque getafense. De Yoda, aparte de los dos goles, no puede quedar en el olvido el regalo que le dio a Míchel, con un taconazo dentro del área rival que rompió a dos defensas para dejarle solo ante el portero. Es de esos pases que, aunque no terminen en gol, son puras asistencias. Además de ser hábil y rápido, llega al área contraria y tiene sangre fría. Buen pelotero.

Y luego está Sammir. Ya había dejado rastros de lo que es capaz, sobre todo en el inicio liguero en Vigo. Ayer volvió a jugar más adelantado de lo que acostumbra, como un líbero en ataque. Cuanta más libertad se le da al croata, más retorno de fútbol te devuelve. Ya había avisado en la primera parte con un pase interior a Sarabia que le dejó en posición franca para estrellar el balón en el palo. Como el equipo, apareció más en el primer tiempo. En el segundo fue notando en sus piernas el paso de los minutos. Cada vez se le notaba menos ágil, más cansado. Era el minuto 93 y por entonces llevaba ya un rato más tieso que la mojama, pero resulta que el talento es inmune al cansancio, se lleva dentro. Así que, cuando al partido apenas le faltaba el pitido final, se sacó de la chistera un gol que vale una victoria histórica. Recibió, pisó el borde del área, hizo una bicicleta y con cuatro delicadas caricias al balón se plantó ante Zubikarai para regalarle el gol a su socio Yoda y los tres puntos al Getafe.

Cuando Sammir afina y la toca, el Getafe baila. Tócala otra vez, 'Sam'.