Estimado Fran Escribá
Es tu momento. En el que tienes que dar un golpe encima de la mesa y espabilar a una plantilla que lleva un mes dejándose ir. Los gritos me temo que ya los has pegado, aunque hace falta algo más. Tu rueda de prensa tras el ridículo en el Ciudad de Valencia estuvo cargada de razón, fue acertada en fondo y forma. Pero no es suficiente.
Es el momento de pasar de las palabras a los hechos. De
reaccionar. Vaya por delante que te he apoyado en todo momento. He pedido calma
y confianza cuando al proyecto le costaba arrancar, te he alabado cuando empezó
a acelerar. Pero ahora no me queda otra que criticarte, de la misma manera y
por el mismo motivo que te alababa hace apenas un mes: porque eres el máximo
responsable de lo que le pase al equipo. Y hoy el equipo, tu equipo, está falto
de casi todo lo que le hizo volar entre finales de 2015 y principios de 2016.
Hoy tienes ante ti a un Getafe que pasa por uno de sus peores
momentos en sus doce temporadas en Primera División, igualando el récord negativo
de cinco derrotas consecutivas del año pasado. Son, además, cuatro partidos sin
ver puerta y, cómo no, el hándicap de cada fin de semana de encajar goles en la
primera parte: en las seis últimas jornadas ya habíais recibido mínimo un gol a
la media hora de juego. Hay que despertar, que ya va siendo hora.
“Siento vergüenza, sólo jugarán los que mueran por la
camiseta”. Con esta frase resumiste el 3-0 ante el Levante. Muy acertada, pero
sutilmente equivocada en el matiz de conjugar el verbo jugar en futuro: así
debería ser siempre. En tu labor de entrenador ha de ir incluido el deber de
anticiparse a los problemas y el de tomar decisiones, aunque sean drásticas, en
beneficio del equipo. Si en Málaga se llega al descanso perdiendo 3-0 y Vigaray
ha errado en los tres goles, no debería empezar la segunda parte (y mucho menos
terminar el partido). Si en el Ciudad de Valencia sales con un único mediocentro
y al descanso te han pasado por encima, quizá hace falta recapacitar y volver
al sistema de dos mediocentros para recuperar algo del control perdido. Si no
ha pasado media hora y ves a tu equipo perdiendo claramente y sin reacción,
reacciona tú y haz cambios en la primera parte, que también se puede. Sacrifica
la psicología personal del jugador por el bienestar del colectivo.
No me vale esa justificación del inmovilismo, ese “es que si
lo quita en la primera parte lo ‘mata’”. No. Un futbolista de Primera División
tiene que tener claro que está trabajando en un club profesional al más alto
nivel, y si no da ese nivel su sitio es el banquillo, sea el minuto 80 o el 25.
Si permites que tu equipo siga a la deriva y que continúen en el campo quienes
le están haciendo mal, el mal eres tú. No estás reaccionando, y hay que
reaccionar. Ya.