miércoles, 24 de febrero de 2016

Es hora de reaccionar

Estimado Fran Escribá

Es tu momento. En el que tienes que dar un golpe encima de la mesa y espabilar a una plantilla que lleva un mes dejándose ir. Los gritos me temo que ya los has pegado, aunque hace falta algo más. Tu rueda de prensa tras el ridículo en el Ciudad de Valencia estuvo cargada de razón, fue acertada en fondo y forma. Pero no es suficiente.

Es el momento de pasar de las palabras a los hechos. De reaccionar. Vaya por delante que te he apoyado en todo momento. He pedido calma y confianza cuando al proyecto le costaba arrancar, te he alabado cuando empezó a acelerar. Pero ahora no me queda otra que criticarte, de la misma manera y por el mismo motivo que te alababa hace apenas un mes: porque eres el máximo responsable de lo que le pase al equipo. Y hoy el equipo, tu equipo, está falto de casi todo lo que le hizo volar entre finales de 2015 y principios de 2016.

Hoy tienes ante ti a un Getafe que pasa por uno de sus peores momentos en sus doce temporadas en Primera División, igualando el récord negativo de cinco derrotas consecutivas del año pasado. Son, además, cuatro partidos sin ver puerta y, cómo no, el hándicap de cada fin de semana de encajar goles en la primera parte: en las seis últimas jornadas ya habíais recibido mínimo un gol a la media hora de juego. Hay que despertar, que ya va siendo hora.

“Siento vergüenza, sólo jugarán los que mueran por la camiseta”. Con esta frase resumiste el 3-0 ante el Levante. Muy acertada, pero sutilmente equivocada en el matiz de conjugar el verbo jugar en futuro: así debería ser siempre. En tu labor de entrenador ha de ir incluido el deber de anticiparse a los problemas y el de tomar decisiones, aunque sean drásticas, en beneficio del equipo. Si en Málaga se llega al descanso perdiendo 3-0 y Vigaray ha errado en los tres goles, no debería empezar la segunda parte (y mucho menos terminar el partido). Si en el Ciudad de Valencia sales con un único mediocentro y al descanso te han pasado por encima, quizá hace falta recapacitar y volver al sistema de dos mediocentros para recuperar algo del control perdido. Si no ha pasado media hora y ves a tu equipo perdiendo claramente y sin reacción, reacciona tú y haz cambios en la primera parte, que también se puede. Sacrifica la psicología personal del jugador por el bienestar del colectivo.

No me vale esa justificación del inmovilismo, ese “es que si lo quita en la primera parte lo ‘mata’”. No. Un futbolista de Primera División tiene que tener claro que está trabajando en un club profesional al más alto nivel, y si no da ese nivel su sitio es el banquillo, sea el minuto 80 o el 25. Si permites que tu equipo siga a la deriva y que continúen en el campo quienes le están haciendo mal, el mal eres tú. No estás reaccionando, y hay que reaccionar. Ya. 

sábado, 20 de febrero de 2016

Levante 3-0 Getafe

El Getafe no encuentra su Viernes

Otro partido que empieza un viernes por la tarde y termina en lunes por la mañana. Como en Málaga hace dos semanas, otro 3-0 donde lo mejor ha sido el resultado. Otra imagen pésima y otro partido para sentir una profunda vergüenza –en palabras del entrenador y de cualquiera aficionado que haya visto el encuentro–. El Getafe ha caído de una forma tan clara como corresponde a quien que llega al choque de rodillas. Desde el minuto 1 al minuto 90, nada.

Debería estar más que avisado el equipo para levantarse al oír el despertador, pero es algo que se lleva dentro: a los cuatro minutos de juego, el Levante ya había tenido una falta peligrosa en la frontal del área, dos córners y un remate a placer desde el área pequeña. Visto lo visto, el gol de Morales en el minuto 9 tardó mucho en llegar. No es exagerado afirmar que los locales se podrían haber ido al descanso con cuatro goles de ventaja. Tan mala fue la primera parte azulona que Escribá hizo sus primeros cambios en el minuto 58. Total, que ya son 13 derrotas en las que se ha encajado el primer gol antes del descanso. Enfermos y sin cura.

El partido ha sido un boceto a sucio mal encarado y peor ejecutado. Un entrenador que sale a jugar con un único mediocentro –Juan Rodríguez– dejando a dos en el banquillo y que, cuando decide sacar a uno de ellos –Medrán– lo hace por el otro que estaba jugando; así es muy complicado, Fran. Un lateral derecho que acostumbra a ser rudo y que hoy ha parecido más flojo y carente de capacidades que un infantil de primer año; ay, Damián. Un defensa central cuya mayor virtud es ser alto; el penalti que ha regalado Vergini debería tener forma de banquillo de larga duración. Un delantero centro convertido en el mayor especialista de la Liga en fallar goles a puerta vacía dentro del área pequeña; ya ni sé cuántos van, Álvaro. Y para cerrar el circo el otro delantero centro que, en el intento de asedio final para recortar distancias, saca los córners para que remate no se sabe muy bien quién. Así ha salido el dibujo hoy: con un 3 y un 0, el retrato del Getafe en el Ciudad de Valencia. Feo, muy feo.

Tiene una costumbre bastante arraigada el club azulón en repetir la historia, en recaer en sus errores, en vagar cuando encuentra algo de tranquilidad en la tabla. La inconsistencia abusa de su espíritu: después de enlazar seis jornadas sin perder y tres ganando consecutivamente, pierde cinco seguidas –las cuatro últimas sin marcar ningún gol–. Está subido en el tren de la bipolaridad y no hay quien lo baje. Cuando parece que por fin ha aprendido a navegar, naufraga estrepitosamente. Si hace un mes parecía un crucero por las islas griegas, hoy está más perdido que Robinson Crusoe en su isla desierta. Encontrar su Viernes que le guíe y le ayude a sobrevivir también le está costando: un partido ganado de cinco disputados en el horario que abre la jornada. Puestos a abrir, va siendo hora de que el Getafe y Fran Escribá abran bien los ojos. Cuanto antes, que vienen los caníbales por detrás y traen mucha hambre. 

miércoles, 17 de febrero de 2016

La maldición de los primeros minutos

Los primeros minutos condenan al Getafe

El momento en el que suena el despertador no suele coincidir con el momento en el que te levantas. La pereza, el sueño, el dolor o tu modo de vida hace que dejes unos segundos –o minutos– para procesar la información de ese invento del diablo que te obliga a levantarte de la cama sin siquiera haberte pedido permiso. Algo similar le ocurre al Getafe, que no es nada sino algo parecido a la vida misma. Ese lapso de tiempo entre que oyes el despertador y te despiertas es el mismo limbo en el que se establece el Geta entre que el árbitro pita el inicio y el equipo decide empezar a funcionar. Y es, asimismo, la condena a la que Fran Escribá tiene que hacer frente si no quiere que la –cada vez menos– relajada posición en la tabla se vea peligrosamente comprometida.

No es una metáfora, es que el Getafe entra mal y tarde a la mayoría de sus encuentros de esta Liga. Los números dicen que, de las 24 jornadas disputadas hasta hoy, los azulones han perdido un total de 12 partidos en los que el común denominador de todos ellos son los goles tempraneros recibidos. En cada una de estas doce derrotas el primer gol en contra llegó antes del descanso, alguno incluso antes de que los aficionados pudieran sentarse en sus asientos. Es el caso del último, ante el Atlético de Madrid, cuando Torres marcó al minuto de juego. Pero el último no es el único.

De hecho, el Geta tardó sólo tres minutos de Liga en recibir su primer gol, de las botas de Salva Sevilla en el estreno ante el Espanyol (1-0). Frente al Granada (1-2), en la segunda jornada, no había pasado ni media hora cuando Guaita ya había recogido dos veces el balón de sus redes (min. 25 y 28). Después llegaron el 3-1 ante el Athletic (primer y segundo gol: 6’ y 24’), el 2-0 ante el Atleti (gol a los 4’), un doloroso 5-0 contra el Sevilla (35’), el 0-2 del Barça (37’), un 3-1 en Eibar (15’ y 29’) o el 4-1 en el Bernabéu, donde los cuatro tantos en contra llegaron antes del descanso (4’, 16’, 35’ y 38’). Tras esta derrota llegamos a la racha vigente de 4 jornadas consecutivas perdiendo: 3-2 en Granada (27’ y 36’), 0-1 contra el Athletic (25’), 3-0 en Málaga (9’, 24’ y 43’) y la citada ante el Atleti por 0-1 (1’).

No obstante, el hecho de encajar rápido no sólo va acompañado de derrotas. En el 2-2 en Mestalla el resultado ya llegó así al descanso, si bien se adelantó dos veces el equipo azulón. En la victoria a domicilio frente al Sporting, los locales se adelantaron al cuarto de hora de juego, y en la victoria por 3-1 ante el Espanyol el Geta tuvo que remontar el primer gol, en el minuto 26, de los visitantes. Únicamente ha habido dos jornadas en las que el Getafe ha recibido gol y el primero no ha llegado antes del descanso: en sendos 1-1 en el Coliseum frente a Real Sociedad y Rayo.

Esta es la viva imagen de un problema que persiste y al que no se sabe poner solución. Y una conclusión: si el Getafe pierde es porque ha recibido algún gol antes del descanso. Aunque esta curiosa estadística también permite ver el vaso medio lleno: partido que se consigue llegar al descanso con la puerta a cero, partido que no se pierde. Ahí tienen el reto Fran Escribá y los suyos. El viernes en el Ciutat de Valencia veremos si por fin se pliegan a las órdenes del despertador, ese invento del diablo que domina a todo el mundo menos al Getafe.