Punto a punto hacia el
precipicio final
Si hay una palabra que pueda definir certeramente el panorama
del Getafe, es la que da título a este blog. Reina la oscuridad. Hace meses que
el Sol no sale por Getafe, que no se ve ni una pizca de brillo por el Coliseum.
Y lo peor es que no tiene visos de que el cielo se pueda ir abriendo poco a
poco. Oscuridad deportiva y opacidad institucional. Y, en medio, una afición
cada día más arrastrada al pesimismo que transmite toda esta situación.
No sé cuál puede ser la solución, pero sí hay pistas de cuál
es el problema. El problema reside en un equipo de buenos futbolistas que no
hacen, ni por asomo, buen fútbol; un buen entrenador que no es capaz de
demostrar que lo es ni de hacer que sus buenos futbolistas parezcan lo que en
realidad son; y un antaño buen presidente que hace tiempo que se olvidó de hacer bien
las cosas para con su gente. Así, el balón se ha convertido en enemigo de los
jugadores y la afición ha dejado de ser cómplice del entrenador que ha salvado con
holgura dos temporadas consecutivas al equipo y del presidente que hizo a su
club grande de España y casi de Europa. De este modo se ha formado una espiral
negativa que amenaza con destruir lo construido con la facilidad en que cae un
castillo de naipes por la fuerza de un suspiro.
En lo deportivo, el conjunto azulón acumula unos números terroríficos.
Suma 12 partidos seguidos sin ganar, entre Liga y Copa, lo que constituye la
peor racha de la historia del Getafe C.F. No gana un partido desde el 17 de
diciembre, al Girona en Copa. Y no suma tres puntos en Liga desde noviembre.
Estamos en marzo. En estos más de tres meses se han disputado once jornadas, con
un balance de 4 empates y 7 derrotas: 4 puntos de 33 posibles. Y unos números
goleadores casi peores: 5 tantos a favor (solo ha marcado gol en 3 de las 11
jornadas) y 19 en contra. Así han sido en datos tres meses de oscura depresión.
Un invierno sin ganar.
Mientras tanto, Luis García dice que sus jugadores están muertos y atenazados, pero no se plantea dejar de alabar su trabajo. Y si hace falta,
alude a la mala suerte. En una racha así no puede tener cabida la mala suerte,
y sí el mal trabajo. Del capitán y de sus soldados. Unos por no ser capaces de
ofrecer todo lo que tienen en sus piernas y el otro por no hacer lo propio con
lo que tiene en su cabeza. Y, mal que les pese a algunos, el máximo responsable
es el capitán. De lo bueno y de lo malo. Ahora toca lo malo, así que hay que
apechugar. En definitiva, si el Getafe no gana el sábado en el Villamarín, el
responsable institucional debería despedir al responsable deportivo. Ni un
empate en campo contrario debería salvarle el puesto a Luis García, porque
punto a punto el Getafe va directo al precipicio. Más de tres meses después,
hay que ganar imperiosamente.
Ahí entra en juego la tercera pata del banco –cojo– en que se
sostiene –por ahora– el Getafe: Ángel Torres. El presidente no es partidario de
despedir a entrenadores, bien es sabido. Está aguantando, pero de sumar doce
jornadas sin ganar, no habría quien lo aguantara. Ha de asumir sus
responsabilidades y de tomar decisiones en beneficio de su club. Solo espero
que el Getafe gane al Betis y al Granada y no haya que tomar ninguna medida con
Luis García. Y que, de no ser así y tener que tomarla, el presidente no sea tan
patoso de decidir en la misma dirección que lo hace en relación a su afición: su
última oferta para que el Coliseum no esté tan vacío la han titulado “Celebra el día del padre en el Coliseum”, con la cual el club invita, con la compra de
50 euros en la tienda oficial, a dos entradas para los abonados o a una para el
público en general para el partido ante el Granada. Una entrada por el módico
precio de 25€ si ya has pagado el abono, o por 50€ si no eres socio. Una buena
promoción para animar a padres e hijos a acudir un espectáculo cada día más
atractivo, sin duda. De ese oscuro precipicio me temo que ya no nos saca nada ni
nadie.
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