20 de abril
20 de abril
del 2015; hola, chat@, ¿cómo estás?
¿Te
sorprende que te escriba? Tanto tiempo es normal.
Pues es que
estaba aquí solo y me había puesto a recordar
que un dios
maldijo la vida del emigrante,
del
vagabundo del sueño errante,
y te tenía
que hablar.
Paseando por
las calles, todo tiene igual color;
las
estrellas por la noche han perdido su esplendor.
Si en el mar
mueren como ratas, como ves en televisión,
tranquilo,
no te pongas nervioso, tranquilo;
tranquilo
majete en tu sillón.
Cuéntame un
cuento y verás que nuestros hijos se mueren.
Estómago
vacío; tú lo ves por la tele después de haber comido.
Pan para
todos, tenemos hambre;
pero los
ricos no lo comparten.
La tierra de
Occidente ya no tiene vergüenza;
arrasa
nuestra tierra, nos roba la riqueza.
Un dios
maldijo la vida del emigrante.
Serás mal
visto por la gente en todas partes.
Serás odiado
por racistas maleantes
y la
Justicia te maltrata sin piedad.
Todos
hermanos, todos farsantes.
Cuánta miseria para el emigrante.
Y hasta hoy
hemos llegado, aún con ganas de luchar,
con ganas de
ser mejores y cambiar la realidad.
Seguiremos
insistiendo en que el mundo hay que cambiar;
si siguen
así las cosas, la tierra va a reventar.
Seguiremos
haciendo amigos, enemigos siempre habrá;
para todos
hay un sitio.
No, no les podrán parar; respirar es igual
que soñar.
Bueno, pues
ya me despido; si te mola me contestas.
Espero que mis
palabras desordenen tu conciencia.
Pues nada, chic@, lo dicho; hasta pronto si
nos vemos.
Yo sigo con mis canciones, tú sigue con tus
sueños.
Somos distintos, somos iguales.