domingo, 18 de octubre de 2015

Getafe 4-0 Las Palmas

La tormenta perfecta

Tormenta: 1. Perturbación atmosférica violenta acompañada de aparato eléctrico y viento fuerte, lluvia, nieve o granizo. Algo así ha sido el partido entre Getafe y Las Palmas. Una perturbación violenta, intensa y breve: dos veces buena. Diez minutos de partido y a descargarse el ‘Getafinder’, que las rachas hay que aprovecharlas. En ese ratito Álvaro y Pedro León iniciaron el vendaval regalando magistralmente dos goles a Víctor y Sarabia. El aparato eléctrico corrió a cargo del de siempre, un Víctor Rodríguez que a los dos minutos ya había abierto el marcador y a los noventa había vuelto a firmar una exhibición. Chicho Terremoto los vuelve locos. Nos vuelve locos.

Tormenta: 2. Adversidad, desgracia o infelicidad de alguien. En concreto, de los canarios. La adversidad de ser apabullados desde el pitido inicial al final por un equipo superior en todas las facetas del juego. La desgracia de jugar con Wakaso como mediocentro. La infelicidad de recibir cuatro goles y no ser capaces ni de acercarse a intentar anotar uno. Goleados y vapuleados.

Tormenta: 3. Manifestación violenta de un estado de ánimo excitado. Así está el Getafe ahora mismo, desencadenado desde que Fran Escribá ha empezado a dar con la tecla. Un equipo excitado en el que importa más el equipo que la excitación. Se lesionaron dos titulares como Medrán y Lafita y el conjunto sigue intacto, en su línea ascendente. Hay tanta competencia que no sabes quiénes son titulares y quiénes suplentes. Hoy desde el banquillo salieron Moi y Stefan y sumaron una asistencia y dos goles, respectivamente, al igual que hicieran Sarabia y Álvaro hace dos jornadas. Mucho equipo, mucho bloque.

Tormenta: Y 4-0. Cantidad grande de algo, especialmente si es impetuoso y violento. Gran cantidad de goles, de juego, de mentalidad, de trabajo. Un equipo con ímpetu, lleno de confianza, apabullando a su rival y dando la sensación de que esto es otra cosa. No es el resultado, es la imagen proyectada: los tres últimos partidos en casa se saldan con tres victorias, dos goleadas, ocho goles a favor y ninguno encajado; entre medias se fue a casa del colíder de Primera y ni se perdió ni se encajó. Parece que vuelve a ser difícil ganar al Getafe.

Un 4-0 es un 4-0, y nada más. Al fin y al cabo son tres puntos más, pero no es habitual que por estos lares los goles superen a los puntos. Tiene poco sentido mirar en la jornada 8 la clasificación, aunque si la euforia te hace echarle un vistazo, te encuentras con esos datos irrefutables que no sirven para nada. Por si no habías caído, el Getafe está a tres puntos de Europa, que es como decir que estás a tres ceros de ser millonario. Pero hay días en que te tocan diez euros en la quiniela y no hay quien te haga bajar de la nube. Así que nos quedaremos por un ratito en esas que hoy han formado la tormenta perfecta. Tan perfecta que Valerón volvió a jugar en el Coliseum con 40 años. Hay días que no hace falta nada más.