El Getafe ha vuelto...
…a hacerme disfrutar como un
enano. Exceptuando el 5-1 al Sevilla de hace año y medio, hacía años –en plural–
que el Geta no me hacía sentir como en la victoria por 3-1 ante el Betis. El
gesto de llevarme las manos a la cabeza y los gritos de asombro han sido
directamente proporcionales al espectáculo de una apisonadora azulona que por
momentos ha pasado por encima del ‘EuroBetis’. La primera parte ha sido un
primor; en once minutos los de azul han sentenciado el partido, por obra y
gracia de Pedro León y Adrián Colunga. La segunda, con el Betis apretando y la
renta obtenida como colchón, ha bajado un punto. Pero es que subir era imposible.
Aun así, el equipo no ha parado de pelear y llegar al área rival para cerrar un
partido mayúsculo que enmarca la patente mejoría. Un partido con nombres
propios.
Pedro León. Es un futbolista especial. Quienes aún confiamos en él, creemos que las lesiones han lastrado un rendimiento que sólo puede subir. Quienes ya dejaron de confiar, creen que está acabado. Físicamente no es un portento, porque no lo es, pero tiene un golpeo con el pie derecho que es una delicia. Y esa delicia le ha dado al Getafe seis puntos en los dos últimos encuentros en el Coliseum: frente al Celta, puso las dos asistencias de los goles de Lisandro y Arroyo, en sendos córners; ante el Betis, en apenas cinco minutos ha marcado uno de los goles de la temporada (en una falta casi desde campo propio) y ha puesto el 2-0 de cabeza tras centro de Colunga. Por si fuera poco, en la celebración del primero gol el murciano se ha besado el escudo. El amor y agradecimiento a unos colores que enorgullece sobremanera a los que no hemos perdido la fe ciega en él. La inmensa alegría por Pedro no ha sido tal, ya que se ha tenido que retirar lesionado en el minuto 34. Todo en media hora.
Colunga. Otro que tal baila. De
esta ‘ratilla de área’ que aporta en casi todo el campo hay que decir que,
cuando está de dulce, peligro para los rivales. Y ahora parece que lo está.
Comenzó el 2013 consiguiendo 6 goles y 3 asistencias en 8 jornadas, y en los
dos últimos partidos ha anotado 3 tantos y asistido en otro. Como se caliente… En el 3-0 ha mostrado todo lo bueno que tiene dentro: desmarque a la espalda de
los centrales, rapidez, oportunismo, extrema calidad en el control y sangre
fría en la definición. Es que es muy bueno.
Borja. Le destaco porque, sin ser
el mejor, derrocha la mejor de las cualidades: trabajo a destajo. Falla, porque
no es un jugón. Pero no negocia su esfuerzo: lo da todo. Y ese es el camino que
ha de tomar todo el equipo; que por actitud no sea, por favor. Si jugadores y
entrenador lo dan todo, no les pediré nada. Porque quien hace todo lo que puede
no está obligado a más.
Luis García. Hay que hablar de él porque es el jefe, para lo bueno y para lo malo. Cuando las cosas van mal no le faltan críticos que piden su cabeza, pero cuando las cosas van bien tampoco le escasean alabanzas. Mi postura para con él es contradictoriamente clara: hace cosas bien y cosas mal, como los jugadores. En bastantes ocasiones no me han gustado sus planteamientos ni el juego de su equipo, pero en otras sí. Sus resultados le amparan, así que dejémosle trabajar tranquilo. Y critiquemos, tanto a él como al equipo, tanto positiva como negativamente, desde la mesura y el respeto. Que eso siempre ayuda.
Afición. Nada de números.
Análisis puramente cualitativo, basado en la comunión con los futbolistas. Si
éstos juegan como ante el Betis, se gustan y gustan, y la grada responde. Si la
grada responde, el Coliseum se escucha y se ve. El sonido lo ponen las
ovaciones y las canciones de ánimo, y las bufandas inundan el aire. Si eso
ocurre, los jugadores lo notan y crecen. Es tan sencillo como complicado es el
fútbol. El Coliseum es frío cuando el Getafe es frío, y caliente cuando el equipo
se enciende. Hoy me ha vuelto a doler la garganta.
En definitiva, hoy el equipo ha
hecho estupendamente bien su trabajo y la afición se ha ido contenta a casa.
Ahora, tras tres victorias consecutivas, llega el parón por selecciones cuando
menos falta le hace al azulón. Pero quedémonos con lo sustancialmente
importante. El Getafe ha cambiado. Hace un mes, con un punto sobre nueve en
Liga, el equipo perdía 6-1 en Alcorcón y se encendían todas las alarmas. El pesimismo
era total. Desde entonces, los de Luis García han conseguido cuatro victorias
en cinco partidos, cosechando la única derrota en el Bernabéu. Hoy, el conjunto
azulón termina la jornada 8 en quinta posición con 13 puntos, con una diferencia
de 7 sobre el descenso. El optimismo es total.
Y, por encima de todo, el partido
de hoy me ha hecho sentir algo muy especial: que, por momentos, ese Getafe
alegre, divertido y resultón ha vuelto. Quizá es que ya me conformo con poco.
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