El Getafe no encuentra
su Viernes
Otro partido que empieza un viernes por la tarde y termina en
lunes por la mañana. Como en Málaga hace dos semanas, otro 3-0 donde lo mejor
ha sido el resultado. Otra imagen pésima y otro partido para sentir una
profunda vergüenza –en palabras del entrenador y de cualquiera aficionado que
haya visto el encuentro–. El Getafe ha caído de una forma tan clara como
corresponde a quien que llega al choque de rodillas. Desde el minuto 1 al
minuto 90, nada.
Debería estar más que avisado el equipo para levantarse al oír el despertador, pero es algo que se lleva dentro: a los cuatro minutos de
juego, el Levante ya había tenido una falta peligrosa en la frontal del área,
dos córners y un remate a placer desde el área pequeña. Visto lo visto, el gol
de Morales en el minuto 9 tardó mucho en llegar. No es exagerado afirmar que
los locales se podrían haber ido al descanso con cuatro goles de ventaja. Tan
mala fue la primera parte azulona que Escribá hizo sus primeros cambios en el
minuto 58. Total, que ya son 13 derrotas en las que se ha encajado el primer
gol antes del descanso. Enfermos y sin cura.
El partido ha sido un boceto a sucio mal encarado y peor
ejecutado. Un entrenador que sale a jugar con un único mediocentro –Juan
Rodríguez– dejando a dos en el banquillo y que, cuando decide sacar a uno de
ellos –Medrán– lo hace por el otro que estaba jugando; así es muy complicado,
Fran. Un lateral derecho que acostumbra a ser rudo y que hoy ha parecido más
flojo y carente de capacidades que un infantil de primer año; ay, Damián. Un
defensa central cuya mayor virtud es ser alto; el penalti que ha regalado
Vergini debería tener forma de banquillo de larga duración. Un delantero centro
convertido en el mayor especialista de la Liga en fallar goles a puerta vacía
dentro del área pequeña; ya ni sé cuántos van, Álvaro. Y para cerrar el circo
el otro delantero centro que, en el intento de asedio final para recortar
distancias, saca los córners para que remate no se sabe muy bien quién. Así ha
salido el dibujo hoy: con un 3 y un 0, el retrato del Getafe en el Ciudad de
Valencia. Feo, muy feo.
Tiene
una costumbre bastante arraigada el club azulón en repetir la historia, en
recaer en sus errores, en vagar cuando encuentra algo de tranquilidad en la
tabla. La inconsistencia abusa de su espíritu: después de enlazar seis jornadas
sin perder y tres ganando consecutivamente, pierde cinco seguidas –las cuatro
últimas sin marcar ningún gol–. Está subido en el tren de la bipolaridad y no
hay quien lo baje. Cuando parece que por fin ha aprendido a navegar, naufraga
estrepitosamente. Si hace un mes parecía un crucero por las islas griegas, hoy
está más perdido que Robinson Crusoe en su isla desierta. Encontrar su Viernes
que le guíe y le ayude a sobrevivir también le está costando: un partido ganado
de cinco disputados en el horario que abre la jornada. Puestos a abrir, va
siendo hora de que el Getafe y Fran Escribá abran bien los ojos. Cuanto antes,
que vienen los caníbales por detrás y traen mucha hambre.
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